Lo que conocemos como Nueva Evangelización es un concepto construido por los Obispos católicos polacos alrededor de los años 60´s de cara a la celebración del milenio de cristianismo en Polonia acaecido con el bautismo del rey Miecislao I en el año 966.
Para celebrar este acontecimiento bajo el gobierno comunista, la Iglesia polaca organizó una “novena de años”, es decir, nueve años de preparación desde 1957 hasta 1965 dedicando cada uno al estudio y la contemplación de un valor cristiano (libertad, justicia, solidaridad, fraternidad, verdad, etc.)
La idea de esta iniciativa era precisamente impulsar una Nueva Evangelización, nueva en su ardor, nueva en su expresión y nueva en sus métodos; la gran meta de la Nueva Evangelización es recoger con paciencia la tradición del pasado y lanzarse a la construcción de una nueva sociedad donde el cristianismo y los valores cristianos sean parte de la cultura de cada día del pueblo.
En esta conceptualización, los valores cristianos son parte de la vida cotidiana de los ciudadanos (y no un añadido o un barniz). Todos los ámbitos personales y sociales están empapados y moldeados por los valores de Cristo que nos convierten en una sociedad más solidaria y más humana.
Esta experiencia, construida y vivida por la Iglesia católica en Polonia, fue trasladada por el Obispo Karol Wojtyla a su experiencia como Obispo de Roma en el pontificado de Juan Pablo II.
Frente a la Cultura cristiana que propone la Nueva Evangelización, también encontramos dos extremos negativos, ambos deshumanizantes y deshumanizados:
La Nueva Evangelización propone para los laicos y seglares la vivencia plena, responsable y profunda de su identidad secular, de su vivencia como mujeres y hombres cristianos y ciudadanos responsables del presente y del futuro en sus familias y en sus comunidades.
Para celebrar este acontecimiento bajo el gobierno comunista, la Iglesia polaca organizó una “novena de años”, es decir, nueve años de preparación desde 1957 hasta 1965 dedicando cada uno al estudio y la contemplación de un valor cristiano (libertad, justicia, solidaridad, fraternidad, verdad, etc.)
La idea de esta iniciativa era precisamente impulsar una Nueva Evangelización, nueva en su ardor, nueva en su expresión y nueva en sus métodos; la gran meta de la Nueva Evangelización es recoger con paciencia la tradición del pasado y lanzarse a la construcción de una nueva sociedad donde el cristianismo y los valores cristianos sean parte de la cultura de cada día del pueblo.
En esta conceptualización, los valores cristianos son parte de la vida cotidiana de los ciudadanos (y no un añadido o un barniz). Todos los ámbitos personales y sociales están empapados y moldeados por los valores de Cristo que nos convierten en una sociedad más solidaria y más humana.
Esta experiencia, construida y vivida por la Iglesia católica en Polonia, fue trasladada por el Obispo Karol Wojtyla a su experiencia como Obispo de Roma en el pontificado de Juan Pablo II.
Frente a la Cultura cristiana que propone la Nueva Evangelización, también encontramos dos extremos negativos, ambos deshumanizantes y deshumanizados:
- El secularismo: que construye la vida social, la vida laboral y las estructuras legales de espaldas a Dios, al margen del ideal religioso cuando no en contra del Proyecto de Dios. La secularización de una sociedad la lleva a vivir como si Dios no existiera, convirtiendo la vida religiosa en una actividad individual, particular y privada sin influencia en la realidad social.
- El clericalismo: que construye una vida social ligada a la jerarquía eclesiástica, a sus tareas, a sus intereses e incluso (como lamentablemente ya hemos conocido) encubriendo sus pecados y algunos delitos. El clericalismo entrega el protagonismo social a los clérigos y facilita una organización social jerárquica y autoritaria así como fuertes alianzas políticas con los poderes establecidos.
La Nueva Evangelización propone para los laicos y seglares la vivencia plena, responsable y profunda de su identidad secular, de su vivencia como mujeres y hombres cristianos y ciudadanos responsables del presente y del futuro en sus familias y en sus comunidades.
¿Cuál es el papel de los laicos en el contexto de la Nueva Evangelización?
- En primer lugar, crecer en identidad como ciudadanos, como cristianos y como laicos, siendo lo que somos y no caricaturas.
- Asumir las tareas que la vida y la realidad nos van planteando con responsabilidad y con preparación: como hombres y mujeres, como ciudadanos de un Municipio y de una nación, como trabajadores, profesionales y cabezas de familia, como evangelizadores “en la totalidad de nuestro tiempo” donde estamos llamados a vivir los valores cristianos.
- Construir, con entusiasmo y paciencia, la cultura cristiana en los ambientes en que nos corresponde vivir y trabajar.
01 oct. 2011
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